Colibri

Yo trataba de ser productiva hoy;

olvidarte- permitirte justamente ser

incierto; mientras

se alinean logros de poca importancia.

pulir tablillas de escritura y teclados,

documentar esfuerzos y empeines. Pero,

entonces un colibrí me visitó, y mi mundo

fue ordenado para detenerse y atestiguar 

su inocencia. Ella me escribió

un sermón sobre balance en la hoja

de una capuchina; y descansó en

un alambre para recordarme respirar.

Mi amor para ti era un cabrilleo en

su parche de garganta.

Ella acuchilló arañas

con lanza de queratina y colocó

sus hilos de telaraña para

las paredes de su hogar.

Ella me habló sobre no olvidarte pero

también para dejarte y ver qué haces.

Se subió al aire con mucha dignidad,

se dobló, y salió, casi pero no aún

cayendo con las ráfagas del día

en su crescendo. Vi mi propio día

de preguntas, contestadas sin respuestas,

en la imagen borrosa de alas que fue

sentida más que vista. Su pequeño

corazón latió tan rápido como el mío

al esperar tu carta; su fe en que corrientes

de aire pueden sostenerla, renovó

la mía, y, un día pronto, yo también

sería elevada y abrazada.