La delicia de rozar la consciencia

Thinking out loud

Cuerpo y alma, lo describen como si fueran eso, dos cosas. Que el ama está en el pecho, y el cerebro en la cabeza, y el pecho siente y la cabeza piensa. Un microscopio es una gran invención, se pueden ver las células, cada una viva como un cuerpo con su alma, y la multitud de células y la multitud de energía una encima de otra dando aliento y movimiento a este cuerpo más grande, cada célula consciente con su conciencia de célula, cada átomo consciente y hasta el vacío, y hasta lo que regresa y desaparece de nuevo completamente despierto, y el cuerpo mío y mi consciente y mi subconsciente y todo lo que suma, los cuerpos de todos y toda la materia viva e inerte en una consciencia de masa mayor que crece y vibra en su espacio con sus almas y sus vacíos uno encima de otro para crear esa gran conciencia absoluta de universo. La consciencia del universo no es Dios, porque es más que eso, no sólo abarca todo sino domina el detalle, existe con igual grandeza en cada nivel de consciencia, desde el átomo, hasta mis labios, de mis labios al infinito, habita absolutamente todo y mueve toda fuerza creadora, toda fuerza de destrucción y se reinventa de cada pedazo de materia y energía en eterna creación y cambio.

Las yemas de mis dedos sienten con amor y sorpresa cada región de piel, cada toque eléctrico con otro ser humano, con las piedras y la suavidad mágica del agua, todo lo vivo y lo que estuvo vivo y lo que va a estar vivo y conserva huellas de vida como las capas de un caracol. Mi boca se abre al sabor esquicito del aire y traga bocanadas con una sed insaciable y siempre gratificada por el flujo incesante y arrullador de los pulmones, se abre de nuevo al agua mágica de sabor mineral y fluido, canto de creación y transformación pura; y finalmente se abre y se cierra en asombro ante los sabores de todo, un grano de frijol, un tomate, una fresa, harina de trigo, todo con eco de vida y trabajo ; y cada célula se estremece de gusto y agradecimiento por la comida que las nutre y el cuerpo entero es una canción de gracias. El olfato se vuelve loco recordando vívidamente todo con cada aroma, advirtiendo y alejando y convenciendo y seduciendo y guiando todo tacto y sabor a los sitios correctos. Los ojos se abren en asombro, y la luz, mágica y aterradora, puebla todo rincón de sentimiento, consciencia y subconsciencia, rompiéndose en un prisma de infinitos colores y texturas. Late el amor, con todos los sentidos, amarrando cada parte de la forma más armoniosa que existe.