Saliendo del Hogar

Hay REGLAS en esta casa,

igual cómo hay REGLAS

en mis países. No cruzas

las fronteras de territorios

políticos, emocionales, o intelectuales.

Quédate en tu propio carril.

Mantenga tu cabeza, baja, no mires alrededor.

Es el 1932 otra vez en la parte alemán

de Pennsylvania, tal cómo es el 1980

otra vez en el Altiplano de Guatemala.

Ni un lugar se siente hogar ahora.

El amor pasado de mi madre

se ha retirado de la vida, enfrente

de la televisión, y el nuevo amor

de ella viene de uvas fermentadas.

No hablamos sobre nada de esto.

 

No hablamos uno al otro.

Especialmente, no hablamos

con las otras culturas. En ni uno

de los dos lugares. Las nacionalistas

envuelven su racismo entre banderas

talladas del costumbre,

colocando crucifijos encima de

cajas y ataúdes, bien ordenados,

para las personas que quieren matar.

Todo el escenario es barnizado

con una chapa delgada de la simpatía;

podemos llorar para los niños pobres

ahogándose en Pakistán, por lo tanto

que nadie necesita actualmente HACER, nada.

Por lo tanto, que ni ellos ni sus ideas

vienen por aquí.

No hablamos sobre nada de esto.

 

Hemos convertido entre un hogar retrasado,

hemos convertido en una realidad económica,

nueva. Puedas cocinar cualquiera comida

por la tanto que no huele demasiada “étnica.”

Puedas hablar en otro idioma, por lo tanto

que no necesitamos escucharlo.

Sólo queremos conocer a una pareja

con un tono cierto de la piel. Toleramos

cualquiera acción si es hecho por gente

que oran correctamente.

Vamos a sacrificar nuestros propios hijos

a los dioses del silencio y los de proteger

las atadas sobre poderosas de la FAMILIA.

No eres familia no más, si has pasado

demasiado tiempo, afuera.

No hablamos sobre nada de esto.

 

Mi hogar viejo ahora es lugar donde

las mascotas van para practicar la eutanasia

a sus dueños,

mi nuevo hogar es el lugar donde el wisky

se registra para ponerse en sobriedad.

Los viejos se sientan en sus traseros

para quejarse de los jóvenes, y los jóvenes

salen porque nadie puede aguantar vivir

en el campo no más, si nadie

quiere contratarlos. La generación

de mis padres, nos llama perezosos

y niños mimados, por no querer

ser matados por inyección a la par de nuestros

sueños, sangrando entre la alfombra.

Hay tantas oportunidades perdidas

para conectarse, pero hay REGLAS

en esta casa.

No hablamos sobre nada de esto.