Admiracion Segura

He intentado ver otros futuros.

He invitado a mis deseos para almorzar,

atado mis fantasías a mi cama con

esposas y bufandas de seda;

he pasado días dando paseo, vacía

y llena completamente, con dolores

y contusiones tan intimas, y esta

sensación de ser tal abierta que

nunca regresaré cerrada. Me he

acostado en la grama húmeda en

la noche, pidiendo a las fugaces para

entregarme a nuevos destinos. Cerré

mis ojos para besar el viento y así,

explorar la boca abierta de mis miedos 

más pesados. Pero muy pocas lenguas

entendieron la mía tan profundamente

y tan mojada, como la tuya.

 

Mi garganta quiere gemir tu nombre

cuando está agarrada estrictamente

en las manos de otra edad. Monto

esas olas interiores chocando, de

otros mares, en el buque que tú me

construiste y me regalaste. Viajo

afuera de mí mismo, a tierras

inexistentes, en búsqueda de tus

huellas. Los dientes de tu alma se hunden

en mi hombro, cuello, pecho-  clavándome

a este mundo mientras que mi cuerpo

intenta levitarse al próximo. No, esto

no es un anhelo domesticado, intelectual

y de larga distancia. Esta no es una

admiración segura.

 

Sigue siendo el sabor de tus sueños

que lamo de los dedos de mis noches

más salaces. Te reconoceré por los

ojos. Cuando encontré coraje

suficiente para mirar en la bola

de cristal, ellos me estaban

mirando intensamente desde la cara

de mi hija. Pude ver solo los ángulos

de la espalda del hombre caminando

afuera de mí, otra vez. No reconocí

quien era. Pero esos ojos…

parecieron muchos como los tuyos.