Siendo 17

meditacion en tema de emancipacion, para tarea del club de poesia de Xela

Era el verano en que practicamos

el arte fino de compartir espacio-

en una tienta de excedentes militarios,

de 3 por 5 pies; nuestro escudo contra

las pesadillas, nuestra portada

entre el mundo mítico y emergente

de ser adultos.

 

Los caballos fueron de cabeza dura

y sin miedo, tal como éramos nosotros-

y los galopeamos por todos los lados

de la creación verde de Dios, ese año.

 

Tuve yo 17 años, y ya conocí yo sobre

tener el tipo de vida de que uno

se necesita escapar.

 

Nos convertimos en gigantes ese julio.

Aprendimos como:

Cocinar. Pintar. Jugar bromas.

Dile a otra gente para irse al infierno.

Vadeamos ríos y rostizamos

los siluros que pescamos en las llamas

abierta de nuestras fogatas.

 

Quizás no fuimos nadie importante

en la escuela, y tal vez yo era

más o menos olvidada en mi hogar-

pero, ah juntos, fuimos invencibles.

Nuestros amigos cayeron en drogas

y la muerte, pero nosotros, no.

 

Se sintió como la emancipación.

Todas nuestras confianzas vinieron

para atendernos,

con brazo alrededor nuestros hombros

mientras que apiñamos atrás de paredes

de lona durante tormentas de trueno;

sus huellas guiándonos cuando nos

perdimos en los bosques en la noche.

 

Llevamos lanzas imaginarias

y con ellas vencemos drama de

la escuela secundaria, dese yendo

a caballo. Éramos bellas.

Éramos atrevidas, vivimos valientemente.

 

Hasta que aprendimos esa lección final:

no hay nada tal como el beso

de un chico guapo de los vecinos

para también liberar

cada maldita inseguridad

del corazón de la jovencita, casi mujer

de 17 años.

 

 

 

para Jamie, una de las mejores amigas de la vida. Te extraño.