La Primera Regla de Vivir

meditacion en el tema de "satisfaccion" para el club de poesia Casa los Altos.

Hemos canonizado la crueldad

para demonizar la compasión.

Hemos olvidado la primera regla

de Vivir- que los resultados

de lo que hacemos con manos,

corazones, mentes, cuerpos-

debe de ser, sobre todo, en un

nivel, satisfactorio.

 

Hemos elevado el agente de

reposesión en el centro de atención

telefónico; más importante que

la mujer que prepara nuestros niños

para la escuela primaria. Te pagan más

por emocionalmente manipular la gente

para comprar lo que ni desean

ni necesitan- mierda barata de China,

iconos y pastillas inutiles, aún

más inútil y barato mitos religiosos

y sus historias de la condenación por

el pecado de nacer humano-

 

más valiosas esas cosas que: inspirar

a alguien, o crear la comida y amor

y palabras e ideas que nutren el mero

alma del mundo. En el acto de reponer

conexión con consumo, al fin de un día

largo, sólo el rico tiene derecho de

sentirse productivo. Cuando la vida no

cuenta nada más con la satisfacción

por la practica de humanidad, es tan fácil:

 

Decir al artista para trabajar sin pago.

Decir a tu vecina, que ella va al infierno.

Llamar al maestro, un gorrón perezoso.

Destruir las esperanzas de niños.

Malinterpretar las palabras y acciones

del extranjero en tu pueblo.

Contar a tu pareja que sólo quieres sexo

de su cuerpo; y no amor de su cerebro

y corazón y vida.

 

Nos ponemos amargos, y cerrados, sólo

felices cuando todos los demás

sea tan insatisfechos que la persona

quien ves en el espejo, al fin de cada noche,

contándote de tanto podrías haber sido,

podrías haber hecho, podrías haber amado-

todos los libros que podrías haber escrito-

si sólo la vida te había permitido.