Sueños Entre los Arboles

tercer poema de serie de 3 basados en suenos extraordinarios en las dos semanas pasadas

En los sueños, puedes tener

tantos amantes como quieras; y yo

tengo tres, quizás 4 si cuento también

ese hombre que a veces veo mirándome

desde mi ventana, la ceja amartillada,

esperando que uno de nosotros haga

el primer acercamiento en un mundo

u otro. Es fascinante, cómo cada amor,

real o imaginado; toma diferente forma,

cómo cedros y enebro y roble

en paisajes hostiles.

 

Mi primer amor es liquidámbar;

en la vida real él roba besos de mi

en los restaurantes pero únicamente cuando

estamos sólo, sólo; en mis sueños, él

me lleva por la mano en un bosque nuboso

y me dice, simplemente, supongo que

tal vez no tengo miedo nada más de ti.

Y esas palabras sencillos dicen mucho más

que cualquier tres libros de poesía

dedicada a la apertura y celebración

del cuerpo y alma de tu amada; poniendo

en voz alta lo que siempre ha sido

entendido más que declarado; y tan

nutritivo y exaltado, tan esencial-

que la lluvia, neblina, y mero terreno.

 

Mi Segundo amor es roble, arraigado

profundamente en la propiedad pero también

terco. En mis sueños él toma las poemas

que me comparte sobre café, y las escribe

en las orillas donde aguas cristalinas

lame a la arena como lenguas de hombres

explorando los cuerpos de mujeres a través

del tiempo. Imagino que para él, agua es

la comadrona al amor, que sus inhibiciones

ahogan en el mar y que él es hombre ya grande

recordando cómo ser joven ensuciando

sus manos por la primera vez

entre los secretos de una mujer.

 

Mi tercer amor es un cedro de una tierra

extranjera; en mis sueños estamos cenando

en cafés de una ciudad Mediterráneo. Al fresco,

yo estoy llevando algo blanco y transparente,

y él está alimentándome con dedos, fruta

y chocolate de la mesa en la disminución de

la luz. Bañamos en la majestuosidad de

los museos en el día y subimos arboles

para mirar el atardecer sobre volcanes e islas.

Andamos mano en mano en las calles como

adolescentes tímidos y dominamos los cuerpos

de cada otro cómo fuego atrás de puertas

cerradas.

 

Mi cuarto amor es un cerezo; ojos

como el agua e ideas y palabas cómo

el viento y cómo también los paisajes

torturados donde imagino encontrándolo.

Él es hombre que nunca encontraba su hogar

aquí en le Tierra; sueño de buscarlo debajo

del ojo cuidadoso y celoso de Orión

en un campo abierto en la montanas altas;

él es tan conectado con los cielos que las

brisas bailan por él y los pájaros de la noche

cantan su aprobación por cualquiera cosa

que estamos en punto de hacer con y por

cada otro. Él es un misterio cuya amistad

se siente como un sendero hacia el hogar

que todos hemos olvidados, era nuestra empieza.